Chile es el jardinero de las plazas municipales, que gana el sueldo mínimo y se va en bici al trabajo porque el transporte público es muy caro.
Chile es la empleada puertas adentro que trabaja sin horarios y sólo tiene un día de "salida" a la semana... que no conoce la vida de familia, sino sólo mirando a una familia que no es la suya, y que se lo hace sentir así.
Chile es el nochero del colegio, que tiene que aguantar humedad y temperaturas bajo cero con su parca y su termo, no más, y a cambio de un sueldo que no le alcanza para los gastos de su familia.
Chile es el obrero de la construcción que aprendió en el camino y al que ahora le va mejor, pero que supo de "pasar por el alambre" y no tener para pagar el pasaje del bus, y que ahora se endeuda para que su hijo sea "algo más que él", o sea, mano de obra mejor calificada pero no mucho mejor pagada.
Chile es la mamá con su hijo enfermo esperando horas en el hospital, consultorio o SAMU para ser atendida... para que le receten medicinas o le pidan exámenes que no puede pagar.
Ese es Chile.
Me gusta el fútbol. Me gusta verlo. Entiendo el sentimiento de pertenencia que genera ver a la selección chilena de fútbol jugando ante un cuadro extranjero.
Me preocupa que todo ese sentimiento, que me parece sano, se utilice para tapar todo lo anterior.
Cada vez que se dice "ganó Chile" no puedo evitar pensar que quienes ganaron fueron un grupo de jugadores, apoyados por un equipo de profesionales y técnicos. Ellos no son Chile. Y que lo hicieron porque les da mucho dinero, mucho más del que nosotros podemos siquiera aspirar a ganar.
Ellos no son Chile.
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